El equipamiento agility es muy importante para conseguir buenos resultados en esta disciplina y también para realizar un seguimiento del estado de salud del perro durante el adiestramiento.

Hablamos de una disciplina deportiva real que requiere que el perro y su propietario trabajen en equipo para superar una serie de obstáculos y que premia, de este modo, por un lado, la capacidad de adiestramiento del humano y, por otro, la fuerza física y la agilidad del perro de ejecutar con velocidad una serie de movimientos casi quirúrgicos para superar de los obstáculos de la mejor manera posible.  Hace falta una fuerte sintonía y mucho entrenamiento para tener éxito en este deporte y es cierto que el equipamiento agility esencial es el relativo a esta fase y, por tanto, a los obstáculos que el perro debe aprender a hacer frente y a superar para poder competir en la disciplina. Existen muchos tipos de equipamiento agility y cada uno pone a prueba al perro de manera diferente, lo que resulta divertido, tanto para quien la lleva a cabo como para quien asiste y observa.

Equipamiento agility

Tipos de equipamiento agility

Entre el equipamiento agility, lo primero que es necesario mencionar no puede ser otra cosa que el eslalon, una serie de varillas fijadas al suelo en fila y a una distancia determinada la una de la otra en las que el perro deberá realizar un eslalon. A continuación, hay otros tipos de equipamiento que ponen un obstáculo en el recorrido del perro que deben saltarse, como las vallas, los paneles, los muros o el neumático, que obviamente no debe saltarse, sino atravesarse por su agujero.

Un tercer grupo de equipamiento agility es el que hace que el perro tenga que moverse o caminar de una cierta manera: la pasarela y la valla tienen tablas, largas en su justa medida, que el perro ha de recorrer primero subiendo y luego bajando. En ambas fases hay elementos que impiden que el perro se resbale por la pendiente.

Cerramos nuestra serie sobre el equipamiento agility con el túnel que, evidentemente, debe atravesar el perro. Tenemos dos tipos: rígidos y flexibles. Evidentemente, por una parte, estos últimos son más complicados porque el tejido se afloja y el perro puede confundirse y desorientarse, pero, por otra parte, a menudo son más cortos.