Basta con un agradable paseo por el jardín o por el parque para abrirle las puertas de nuestro hogar a las pulgas. De hecho, el ambiente juega un papel fundamental en el ciclo de vida de este parásito.  Al hablar de pulgas, hacemos referencia a un pequeño y molesto parásito que hace que nuestro amigo de cuatro patas sufra picores, se muerda obsesivamente, esté inquieto y tenga calvas. Sin embargo, debemos tener en cuenta de que se trata de un peligroso vehículo de enfermedades más graves.  Es por ello indispensable prestar siempre mucha atención a la protección de nuestro perro durante todo el año, ya que las pulgas sobreviven prácticamente a cualquier temperatura. 

Cómo identificar las pulgas en el perro

Debemos tener en cuenta que, si nuestro perro tiene pulgas, es muy probable que toda nuestra casa esté infestada con ellas en forma de huevos, larvas y pupas.  Si tenemos en cuenta el ciclo de vida de las pulgas, tan sólo un 1% de las presentes en el perro serán adultas, mientras que un 8% estarán presentes en forma de pupa, un 34% en forma de larva y un 57% como huevos.  Todo esto significa que ya hay huevos depositados por toda nuestra casa: en alfombras, sofás, cojines y cama del perro. 

Pulgas en el perro

Las pulgas adultas son pequeñas, miden entre 2 y 4 mm, y son de color marrón oscuro. Pueden saltar hasta 30 cm. Son de un color que varía entre marrón y amarillento y del tamaño aproximado de un grano de arroz.  Si las pillamos corriendo a través del pelo del animal, podemos intentar atraparlas con unas pinzas, ponerlas en un vaso y tirarlas al váter o meterlas en agua para que no puedan saltar. Si después nos damos cuenta de que el perro tiene pequeños puntos negros en el pelo, serán probablemente pulgas pequeñas o excrementos.  Debemos entonces deshacernos de ellas bañando al perro en agua caliente y con un champú antiparasitario frotando bien toda la zona. A continuación, le tendremos que pasar un peine de dientes finos para eliminar las pulgas y tirarlas y secar bien a nuestro perro.  En unos días, le podremos administrar un tratamiento antiparasitario (que por lo general tiene una duración mensual) en forma de pipeta o ampolla. Otras alternativas son los comprimidos masticables o un collar antiparasitario, el cual libera progresivamente sustancias nocivas para pulgas y garrapatas.