Los propietarios de animales domésticos pueden ser muy aprensivos con los cachorros y muchos quieren controlarlos con un microchip para perros con GPS. Desgraciadamente, muchos han visto cómo su perro, o gato, se ha alejado de casa o durante un paseo por cualquier motivo: basta con un ruido fuerte que lo asuste o con una personalidad más hiperactiva de lo habitual para que cualquier cosa llame su atención y se acabe por perderlos de vista.

Para ello, existen los sistemas de localización GPS pensados expresamente para perros y gatos: la misma tecnología vía satélite que permite utilizar el navegador se inserta en collares capaces de calcular con una precisión aproximada las coordenadas de la ubicación del animal. Hemos hablado de collares y no de microchips porque no existe todavía uno que se adapte a nuestro deseo de utilizar circuitos electrónicos minúsculos ubicados bajo la piel para localizar a nuestros perros. Así pues, el microchip para perros con GPS todavía no es una realidad, pero sí lo son los collares GPS y los microchips para perros, que, no obstante, cumplen todas las otras funciones.

Microchip para perros con GPS

Estos microchips, según la ley italiana, deben proporcionar al perro de manera obligatoria no tecnología GPS, sino una función identificativa. En el momento de la inscripción en el registro canino, el veterinario inserta un chip pequeñísimo bajo la piel del perro que contiene toda la información esencial que, una vez leída, permite averiguar quién es el propietario del perro.

La función GPS que les interesa la ofrecen los collares GPS para perros y gatos que pueden encontrarse fácilmente en línea, incluyendo Amazon. Es más, se trata de dispositivos verdaderamente útiles que actualmente son más inteligentes y multifuncionales: a la localización y al seguimiento del desplazamiento se les suma un seguimiento más completo de las actividades cotidianas de nuestro animal y una tabla esencial de su estado de salud. Finalmente, el microchip para perros con GPS no existe todavía, toda esta tecnología no puede concentrarse aún en un microchip, pero, afortunadamente, ya existen otras maneras de que se torne verdaderamente útil.